Introducción
Me apuesto cualquier cosa a que alguna vez has oído hablar del viejo compositor alemán Ludwig Van Beethoven, o más conocido como Beethoven, pero… seguro que no conoces cómo fue su vida. Probablemente todos los que no conozcan sus vivencias pensarán que vivir como este señor era un lujo, que era un tipo con suerte o que su vida era envidiable, una vida llena de fama, pero creo que es hora de que despierten de ese sueño, porque la vida del compositor no fue para nada fácil, empezando por su salud.
A lo largo de su vida ha sufrido de diversas enfermedades, entre ellas, de sordera (más adelante hablaré de este tema). Por no hablar de la mala fama que se le atribuía, por ser un hombre solitario y en ocasiones arrogante. Pero es que no era para menos, desde muy pequeño su padre Johann Van Beethoven, se obsesionó por hacer de su hijo el pianista que nunca fue capaz de ser él mismo. Hacía pasar al pequeño horas y horas delante del piano incluso algunas fuentes llegan a afirmar que veían al chiquillo llorar delante de él. Además, cuando su padre llegaba borracho a las tantas de la madrugada, despertaba a su hijo para practicar. Todo esto hizo que Ludwig no tuviese la infancia que todo niño necesita y que su trato con la sociedad, especialmente con las mujeres, no fuese demasiado bueno.
Corría el rumor de que si se encontraba con familias poderosas ni se inmutaba, y se afirmaba que su falta de higiene era evidente. Además, sentía una profunda repudia hacia el estamento alto, tanto era así que al príncipe le dijo “lo que es usted lo es por casualidad. Lo que soy yo, lo soy por mí mismo. Príncipes ha habido miles y los habrá, pero Beethoven solo hay uno”: se cree que esta frase la pronunció porque se enamoró de una noble. Dicho amor era imposible por la diferencia de clases.